Aquí os dejo unas historias aterradoras, que durmáis bien ;)
HISTORIA DE LA FIESTA
No es fácil empezar, después de leer mi historia lo entenderán. Vivía en una pequeña casa, aislada de la ciudad, ya que por la enfermedad de mi madre nos tuvimos que mudar aquí, mi mamá tenía pánico a la gente y se alteraba demasiado.
En mi casa somos tres, mi madre, mi medio hermano y yo, mi papá murió cuando yo tenía sólo siete años.
Como decía, la casa es pequeña, pero tenebrosa, y mis compañeros de curso lo sabían, por eso insistieron celebrar aquí la fiesta de halloween, a lo cual accedí.
Llegó el día, todos mis amigos y yo estábamos en mi casa, pero en mitad de la fiesta a alguien se le ocurrió proponer:
- Juguemos a la ouija. Todos aceptaron.
Lo preparamos todo minuciosamente, hasta el último de los detalles, ocupamos nuestros puestos y comenzamos la invocación. Increíblemente el testigo respondió inmediatamente a nuestra llamada, se habían cumplido nuestras expectativas. Pero de repente una extraña sensación llegó a mi ser, se escuchaban gritos en la segunda planta, un frío penetró de golpe las almas de todos los presentes y una ráfaga de viento abrió bruscamente las ventanas, todos quedamos impasibles. ¿Qué estaba pasando?, al fin reaccionamos y algunos empezaron a gritar, otros reaccionaron riéndose, como si quisieran creer que todo era una broma. Pero no, en mi casa nunca habían pasado cosas así.
Pasados unos segundos, el silencio volvió y los ánimos se iban calmando, pero de pronto uno de nuestros compañeros rompió el silencio, estaba pronunciando palabras que ninguno de nosotros podía entender, parecía que hablaba en latín. Algunos empezaron a reír y otros no lo soportaban más, querían que se callase, pero el no paraba, los ánimos se caldearon de nuevo y una amiga empezó a pelearse brutalmente con un compañero.
El panorama era dantesco, unos reían como endemoniados otros gritaban, se peleaban y varios cayeron desmallados, era horroroso e insoportable.
Por fin llegó un momento de calma, pero no duro mucho, una nueva oleada de cólera descontrolada invadió a los allí presentes, los gritos aumentaron, ya no se podía más, era horrible, la sangre salpicaba las paredes, el testigo de la ouija se movía solo, pero de forma controlada, pude leer:
- Fue un gran error…
A pesar de todo lo que estaba ocurriendo en aquella sala, yo intentaba mantenerme tranquila y razonable, pero no aguante mucho, el tablero empezó a temblar bruscamente y de el salió un resplandor, allí pude ver a mi padre, él estaba provocando todo esto, ahora sabía lo que estaba ocurriendo, habíamos abierto la puerta, y él no se iba a perder tan esperada cita por nada del mundo, buscaba venganza…Pero…¿Por qué?.
Reaccioné inmediatamente y subí las escaleras de tres en tres, tenía que encontrar a mi madre, pero al llegar al segundo piso la encontré muerta, y mi hermano yacía muerto a su lado. ¿Por qué los mató?...
Poco después encontré el diario de mi madre, allí encontré todas las respuestas. Mi madre lo había asesinado, junto con el papá de mi medio hermano, mi padre había cumplido su amenaza…
Ahora entiendo los gritos, eran ellos, de un día a otro mi familia y mis amigos habían desparecido para siempre. Nunca olvidaré aquel halloween.
HISTORIA DE LA CASA EMBRUJADA
Hace algún tiempo, en un paseo que hice a los bosques de la ciudad de Galicia, íbamos por la carretera, cuando de pronto el auto en el que viajábamos mi prima Ángela y yo, se paró sin razón, lo habíamos alquilado y nos habían asegurado que todo estaba bien, por lo que decidimos bajar del auto y pedir ayuda, ya como mujeres inexpertas que éramos en mecánica, ni siquiera lo intentamos arreglar, teníamos miedo de estropearlo más de lo que ya estaba.
Nos colocamos las dos en el arcén de la carretera esperando que algún coche pasara y nos ayudara, era alrededor de las cinco de la tarde, y como era en el mes de noviembre ya empezaba a oscurecer, empezamos a sentir miedo e inseguridad, nosotras en plena carretera y solas.
Pero nuestra suerte cambió en pocos minutos y mi amiga Ángela logró detener un coche, era un joven muy guapo, nos preguntó que pasaba y nosotros no supimos explicarle exactamente el problema que tenía el coche, el joven levantó el capó y miró si el coche tenía algún desperfecto, pero como ya oscurecía y no teníamos ninguna linterna el joven nos sugirió:
- Miren, vivo cerca de aquí, en una pequeña casa, muy humilde, vivo con mis abuelos, pero con todo gusto les ofrezco mi casa y mañana bien temprano vamos al pueblo mas cercano y buscamos ayuda, y si no es algo grave hasta yo les puedo ayudar sin ningún compromiso..¿que dicen?
Ángela y yo nos miramos y pensando que era peor quedarnos solas en la carretera, aceptamos la propuesta del joven.
Ocultamos el coche entre unos árboles y nos dirigimos bosque adentro hacia el hogar del joven, efectivamente no se encontraba lejos de la carretera, cuando entramos a la casa, estaban una linda pareja de ancianos sentados en unas mecedoras de madera, muy callados, la abuela sólo nos sonrió, nosotras contestamos el saludo y el joven inmediatamente nos llevó a lo que sería nuestro cuarto.
Al llegar la noche, Ángela y yo no podíamos dormir de tantos ruidos que escuchábamos, decidimos salir para ver que pasaba, y vimos que el cuarto del joven tenía la luz encendida, y escuchábamos como se aclamaba desesperadamente a Dios pidiendo repetidas veces perdón...pero no sabíamos
por qué, Ángela se acercó al barandal de la escalera y me dijo:
- ¡Mira!...
Estaban bajo nosotras las dos mecedoras que se movían como si algo o alguien estuviera sentado ahí, meciéndose, no había viento ni nada que las moviera, las dos nos miramos asustadas y corrimos a nuestra habitación para encerrarnos, cuando amaneció ninguna de las dos había podido dormir. Cuando salimos de la habitación había un silencio sepulcral, que hasta daba miedo, estábamos tan asustadas que decidimos salir de de la casa y buscar el coche, al fin de cuentas no caminaríamos mucho.
Cuando llegamos al coche, cual seria la sorpresa, que arrancó a la primera, sin ningún fallo y logramos irnos de ese misterioso lugar el cual nos causaba miedo.
Llegamos a un restaurante del primer pueblo que encontramos, teníamos mucha hambre, un policía que se encontraba sentado cerca de nosotras nos preguntó:
- ¿Es de ustedes ese coche que esta afuera?
- Si.- le respondimos.- ¿Por qué oficial?.
- Me pareció haberlo visto en la orilla de la carretera.
_ Ah si, lo que pasa es que nos quedamos en una casa que esta cerca del lugar, ya
que nuestro coche se paró y no podíamos arrancarlo.
_¿Donde dicen que se quedaron?
_ En una casa que esta cerca de allí.
_ La única casa que está cerca de allí es la de los Sres. Sánchez.
- ¿Unos que viven con un joven?
- Dirán, vivían, hace tiempo que murieron los abuelos, al parecer cuentan que el
joven los mató y después se suicidó. Se encontraron los cuerpos de los abuelos sin
vida sentados en sus sillas y el joven colgado de su cuarto.
- No puede ser oficial, tal vez sea otra familia la que usted nos dice, porque nosotras estuvimos en esa casa, y ahí estaban los abuelos y el joven, la abuela
hasta nos sonrió y el joven nos prestó una habitación.
- Pues quien sabe muchachas, tal vez esté equivocado, puede ser alguna otra cabaña del lugar que yo no conozca, pero no lo creo, este pueblo es muy chico y vivo aquí desde que nací, y créanme, según yo, la única casa separada del bosque es esa, pero
para salir de dudas, ¿por qué no vamos al lugar donde dicen ustedes que se quedaron a pasar la noche?.
Decidimos llevar al oficial a la casa, tal vez porque queríamos escuchar de sus palabras, que efectivamente, se había equivocado y nosotras nos quedaríamos tranquilas.
Pero cuando llegamos al lugar, el oficial afirmó que realmente era la casa de los abuelos asesinados y del joven que se había suicidado. Nosotros le creímos porque la casa ya no estaba igual, cuando entramos, era una casa totalmente abandonada, sin techo, con telarañas, ahí estaban las dos sillas solas y del techo de la habitación del joven, aun colgaba la cuerda con la que había sido ahorcado.
HISTORIA DEL ENTERRADOR
Carlos de 80 años se levantaba un nuevo día con gran agilidad, el hombre apenas tenia unas débiles arrugas y seguía con un pelo frondoso y rizado .
Sus 1,80 acompañados de un cuerpo musculado su rostro muy moreno como de un bronceado de playa con sus expresivos ojos negros, le hacía no parecer mas que la cincuentena manteniendo un tono atlético y ciertamente atractivo, en la ciudad todos se maravillaban y algunos ciertamente le temían pues aseguraban que su aspecto no podía ser real, miles de leyendas urbanas caían sobre este enigmático personaje.
Carlos se lavaba con parsimonia, sabia que otro día pasaría de la forma mas rutinaria, volver a enterrar a los muertos, mantener el cementerio limpio, mientras que las horas entre la penumbra pasaban sin descanso.
Del enterrador apenas se conocía nada tan solo su trabajo y su sobrehumano aspecto físico.
Hombre silencioso apenas se movía del cuarto donde vivía en el propio cementerio, allí pasaba sus horas libres escribiendo poesía sobre los muertos.
Carlos sal un momento.
Ese que grita su nombre es el jefe del lugar, un hombre regordete de mediana edad.
Carlos saliendo al exterior saluda.
Hola Manolo.
Manolo: Hola Carlos te presento a Juan es un joven que estará unos meses contigo, creo que te vendrá bien un ayudante.
El enterrador clava su negra mirada en el joven de poco mas de la veintena que tiene delante, un joven alto pero delgado de pelo rubio y aspecto aniñado, por supuesto se le ve el típico estudiante que no esta preparado para ese trabajo.
Carlos: La verdad es que no necesito ningún ayudante, me las apaño bien solo.
Manolo: Eso ya lo sabemos, pero nos preocupa que siempre estés solo, necesitas compañía y el necesita aprender el oficio, os dejo solos y espero que os vaya todo bien.
Sin nada mas que añadir el jefe da media vuelta y se va entre las lapidas del pequeño cementerio.
El joven se acerca de forma tímida hacia su nuevo jefe y le tiende la mano, su mirada es desconcertante, todos le decían que no aparentaba su edad pero esto no se lo podía imaginar.
Juan: Es un placer señor, ¿cómo lo hace? Me gustaría tener su aspecto cuando llegue a su edad.
Carlos: Primero tienes que llegar, sígueme y empecemos.
El joven paso todo el día en una pesadilla siguiendo a su compañero que apenas le dedicaba la palabra por todo el cementerio, sujetándole el peso de los ataúdes, mientras su compañero literalmente volaba de un sitio a otro y terminaba sus trabajos de forma ágil y eficaz.
La noche se acercaba y se despidieron.
Juan llego reventado a casa, no podía imaginar lo que le esperaba cuando acepto ese trabajo, aunque sabia que lo necesitaba para pagar sus estudios.
Algún día pensaba el joven seré un gran escritor y no necesitare ensuciarme las manos ni aguantar a tipos como ese enterrador que realmente le daba miedo, en el se veía algo que le ponía muy nervioso y no podía evitar.
El teléfono sonó su madre al aparato lo entretuvo un buen rato mientras le decía que lo echaban de menos en el pueblo.
El chico colgó con una sonrisa, adoraba a sus padres, siempre entregados a el, ese verano su padre decidió que si quería irse a estudiar literatura, debía primero aprender el trabajo duro para que se acostumbrara a ganarse con su propio sudor sus objetivos.
Desde luego tenían razón, el se alquilo este pequeño estudio cerca de su trabajo, esa experiencia le vendría bien para madurar.
Pero en la solitaria noche no podía dejar de pensar en su tranquilo pueblo y en Mónica, su gran amor, una pueblerina sin ambiciones ni su cultura pero le daba igual, adoraba su inocencia y cada día le parecía mas bella con sus dorados cabellos acompañados de sus penetrantes ojos verdes.
A la madrugada siguiente el cementerio presentaba un aspecto tenebroso, una densa niebla recorría aquel lugar.
El sonido fantasmal del tiempo movía los árboles estos crujían parecía el sonido de la muerte, Juan movió la cabeza dejando de lado sus pensamientos y se encamino a su destino.
Carlos lo recibió con una sonrisa, extraño se dijo creía que ese hombre nunca sonreía.
Carlos: Hola Juan pasa a mi habitación, apenas tenemos trabajo.
Una vez en el interior, un irreconocible Carlos le hablaba amablemente.
Carlos: Escuche que quieres ser escritor y que estudias para eso, yo también escribo, sabes son poesías que tratan sobre este gran lugar, sobre la muerte, pero también sobre mi vida.
Mi mujer escribía poesía, murió hace mucho tiempo pero la mantengo conmigo en mis poemas, después mi vida se vio avocada a esta triste existencia.
El enterrador miraba como en trance el techo, mientras el chico lo escuchaba atentamente.
Cuando por la noche empezó a leer sus escritos, no pudo dormir en toda la noche, estaba leyendo autentica belleza, esas líneas son enfermas escritas con una ternura terrorífica, en una de ellas se veía rimas donde se retrataba con una belleza extraordinaria como un hombre realizaba el amor con la muerte.
Le aterrorizaba lo que estaba leyendo pero a la vez sentía algo que jamás sintió, una fuerza recorría su cuerpo, sentía su sangre caliente en las sombras, de repente sintió deseos impuros.
Tiro los folios al suelo, sentía todavía una violencia en su interior, ¿Quién es ese hombre? Se preguntaba.
Como podía escribir tanta belleza y a la vez tanta negrura, se sentía aterrorizado, durante unos momentos sintió deseos de matar.
Quería olvidar aquellos diabólicos escritos, cuando se levanto y los recogió del suelo sabia que ese hombre extraño le estaba quitando su alma.
Cuando por la mañana el joven llego al destino de siempre vio al enterrador totalmente desnudo abriendo un ataúd.
Carlos empezó a correr, pero de repente se detuvo y volvió al lugar, necesitaba saber mas, necesitaba descubrir su secreto.
Entro por las buenas en la habitación sin disimular para nada su presencia pero el enterrador ni volvió la vista.
Gimiendo de forma ostensible, estaba copulando con un bello cadáver, joven pero sin vida, una rubia hermosa de apenas la treintena estaba siendo manejada como un muñeco, en el silencio de la madrugada solo se escuchaba al hombre aullar sobre el cuerpo sin vida.
Llegando al orgasmo saca su pené totalmente brillante, erguido de rodillas copula sobre el cuerpo sin vida.
Tranquilamente se pone en pie, sin volver la vista habla.
Chico espérame fuera estaré contigo en un momento.
El joven estaba totalmente hipnotizado en la puerta, totalmente excitado a pesar del acto monstruoso que acababa de observar.
El enterrador salió al exterior.
Carlos: Bien veo que ya sabes mi secreto de juventud.
Juan: Su secreto? Dios mío, “el joven le mira con ojos como platos”.
E visto cosas horribles pero esto es............. usted esta enfermo, lo que escribe, esas malditas poesías me torturan, tiene 80 años y se mueve como un maldito gato no tiene ni una cana.
Carlos: Estas aterrorizado pero sigues aquí, podrías salir corriendo, decírselo a los superiores, pero volviste, estás excitado y te cuesta creerlo, mis lecturas te parecen diabólicas, aunque también hermosas.
Cada día al levantarte piensas quiero ser como el, quiero poseer su genialidad, quiero mantenerme joven con el paso del tiempo.
Ellos están muertos nosotros vivos, lee las escrituras de sus lápidas.
El chico se mueve como en un sueño del que quiere despertarse, lee con incredulidad algunas de las lápidas.
Poetas, escritores, guionistas, todos son artistas de la escritura, como un trueno la verdad le viene a la mente, empieza a visionar a Carlos.
Carlos camina en un día lluvioso cuando una joven y prestigiosa escritora sale de su casa, el la sorprende por detrás con un corte limpió le rebana el cuello.
Juan: Usted mata a todos los escritores y después copula con ellos absorbiendo su vida y su talento, sus poesías hacen sentir lo que usted siente cuando mata, su excitación, su enfermedad, la emoción de la caza y cada vez que mata es usted mas fuerte, mas talentoso.
El cielo nublado cae sobre ambos hombres, el canto de los cuervos levanta un leve viento.
El enterrador se acerca al joven.
Carlos: No es muy agradable cuando tengo que hacerlo con un hombre pero el sacrificio vale la pena, dentro de poco me quitare mas años de encima.
Todas esas muertes se fingían bajo un robo, siempre terminaban echándole la culpa a un mendigo, yo un día fui escritor, nadie jamás me reconoció el mas mínimo talento, solo se fijaban en mi mujer, en sus libros, ella fue siempre una gran escritora, la envidia me devoraba.
Un día sin saber lo que hacía truque los frenos de su coche, cuando el accidente la mato, robe su cadáver y lo diseque, cada vez que le hacía el amor su talento me poseía de una forma brutal, también descubrí que no solo eso, cada vez me sentía mas fuerte, mas joven, por mi no pasaban los años.
Cuando me mude aquí, nadie a querido averiguar nada sobre mi, solo soy el enterrador, tengo mucho tiempo para atrapar a esos artistas, soy un vampiro, en estos momentos nadie puede igualar mi arte, si me sigues conseguirás lo mismo.
Quieres ser escritor? Acompáñame en mi viaje y serás lo mas grande que pueda existir, te daré la vida eterna, el destino nos unió solo te queda aprovecharlo.
El joven sin pensar entra en la habitación, el monstruo sonríe con una sobrecogedora mueca tiene a su marioneta, ya nadie podrá detenerle.
Tan feliz esta en sus pensamientos que no pudo reaccionar cuando Juan le apuñalo por la espalda, cayendo casi sin vida al suelo, lo miro con ojos de odio.
No comprendía que pudo fallar, lo tenia echo y sin embargo el que tenía que ser su ayudante lo miraba con una sonrisa irónica.
Juan: Te denunciare, cuando todos comprendan lo que hacías cosa que sabrán cuando estudien los cadáveres, comprenderán que tuve que hacerlo, nadie pondrá en duda tu locura, saldré fácilmente inocente por defensa propia.
Se lo que tengo que hacer, tu ya mataste a muchos de ellos, tienes sus talentos y su fuerza, simplemente me alimentare de tu cadáver y seré lo mas grande que exista jamás.
Con esas palabras el joven empieza a caminar alegremente a dar parte de lo ocurrido, mientras el enterrador muere en su propia tristeza, el debió saber que la maldad humana cuando florece te transforma en un monstruo y cuando eres un monstruo nunca aceptarás compartir tus secretos.
HISTORIA DE Vanesa y Verónica
Vanesa abandonó su pueblo para empezar a estudiar una carrera universitaria. Se desplazó a Madrid para iniciar sus estudios, allí alquiló una habitación en un piso de estudiantes. Una noche, sus dos compañeras de piso se fueron de fiesta y ella se quedó sola en casa.
Eran las 2,30 de la madrugada cuando escuchó cuatro fuertes golpes en la puerta. Tras el susto inicial fue sigilosa hasta la puerta y abrió con mucho cuidado la puerta. Al otro lado se encontró a una niña de unos 10 años. Estaba muy pálida, asustada y decía que tenia mucha hambre.
Vanesa le dejó entrar a su casa y le dio comida. La joven universitaria quería llevar a la niña a la policía para buscar a sus padres, pero la niña estaba muy cansada y le pidió a Vanesa que fueran mañana por la mañana. A Vanesa le dio tanta pena la niña que prefirió esperar un día.
Al día siguiente Vanesa se despertó y fue a despertar a la pequeña. Cuando entró en la habitación la niña no estaba. La joven empezó a buscarla por toda la casa pero no había ni rastro de ella. No sabía cómo contárselo a sus compañeras o a su familia así que prefirió no decir nada a nadie.
Al año siguiente, se volvió a repetir la historia. Una noche, Vanesa se levantó sobresaltada al escuchar cómo alguien golpeaba cuatro veces la puerta de su casa. Se levantó a abrir y al otro lado volvía a estar la misma niña. Verónica, como se llama la niña, le contó la misma historia que el año anterior. Vanesa no entendía nada.
Una vez más quiso convencerla de ir a la policía pero ante la resistencia de Verónica prefirió que se quedara a dormir en su casa. Esta vez volvió a pasar los mismo, cuando fue a buscarla había desaparecido. Esta vez, Vanesa no se resignó ante lo que había pasado e intentó informarse sobre esa niña. Fue a la policía, preguntó por orfanatos... Sus investigaciones le llevaron hasta un convento. Tras preguntar a la madre superiora y no recibir respuesta, una de las monjas le contó que tres años antes una niña había desaparecido por las calles de Madrid.
Vanesa esperó a que Verónica volviera a llamar a su puerta. Un año después Verónica volvió a llamar. Este año Vanesa estaba preparada. Decidió quedarse dormida al lado de la puerta de la habitación donde estaba la niña para que no se escapara. A mitad de la noche escuchó un ruido muy raro al otro lado de la puerta y decidió entrar.
Cuando abrió la puerta de la habitación vio como la cama de la niña de deshinchaba y se trasformaba en una nube. En la almohada apareció escrito con letras infantiles este mensaje: Soy Verónica, gracias por dejarme dormir en tu casa. Voy a mandar al infierno a todos aquellos que no me dejaron entrar en sus casas.
Los tres ladridos
Ana y Marta eran dos hermanas que vivían en una casa de campo con sus padres. Muchas noches se quedaban las dos solas porque sus padres tenían que ir a cenas y reuniones. Como las niñas lo pasaban muy mal cuando se quedaban solas, sus padres les compraron un perro. Al perro le enseñaron que si pasaba alguien cerca de la casa tenía que ladrar una vez. Si el desconocido se acercaba mucho a la casa, tenía que ladrar dos veces y si alguien entraba en la casa, tenía que ladrar tres veces.
Una noche las dos hermanas volvieron a quedarse solas en casa. Estaban viendo la tele cuando vieron en las noticias que en una cárcel cercana había habido un motín y se habían escapado algunos presos. Decidieron meterse juntas en la misma cama para pasar la noche. Cuando dormían esucucharón como el perro ladraba, una sola vez.
Ambas se despertaron sobresaltadas, pero como solo había sido un ladrido se tranquilizarón y siguieron durmiendo. Solo unos minutos después el perro volvió a ladrar, pero esta vez fueron dos ladridos. Rápidamente se levantaron de la cama y miraron por la ventana. No vieron nada.
Una de las hermanas tenía mucho miedo por lo que prefirió esconderse en el armario y dormir ahí. La otra se quedó dormida bajo las sábanas de la cama. A la mañana siguiente cuando se despertó se dio cuenta de que su hermana no estaba con ella. Se puso a buscarla por toda la casa, pero no la encontraba. Al rato se acordó de que se había escondido en el armario. Subió corriendo las escaleras y cuando abrió el armario se encontró a su hermana y su perro muertos.
Nunca sabes a ciencia cierta lo que hay debajo de la cama
Era una noche oscura. En una casa apartada vivía una familia compuesta por el padre, la madre, la hija de 10 años y el perro Rex. Aquella noche los padres tenían que ir a una cena de trabajo. La niña insistía en que no llamaran a la canguro. Decía que si tenía miedo no tenía más que bajar la mano de la cama y Rex se la lamería para darle seguridad.
Los padres se fueron a su cena y dejaron sola a la niña en la casa. De repente empezó a oír un goteo dentro de la casa "ploc, ploc, …". La niña bajó la mano de la cama y el perro se la lamió. Ya más tranquila se levantó de la cama y fue al baño para cerrar el grifo por si goteaba.
Al rato volvió a escuchar el mismo sonido: "ploc, ploc, …" La niña volvió a bajar la mano de la cama y el perro le lamió otra vez la mano. Ya más tranquila, se levantó y cerró todos los grifos de la casa con fuerza. Volvió a la cama.
Intentó volver a dormirse pero el goteo seguía escuchándose... "ploc, ploc, …" Volvió a bajar la mano y el perro volvió a lamérsela. Sólo faltaba por mirar el cuarto de baño de sus padres. Seguramente era allí porque el goteo se hacía más fuerte conforme se acercaba. Abrió la puerta del cuarto de bañó y pegó un grito aterrador. En la bañera estaba colgado el perro totalmente despellejado. Su sangre goteaba produciendo ese aterrador sonido. En la pared, escrito con la sangre del perro ponía: "Los locos también sabemos lamer".
Las marcas de la silla de ruedas
Esta historia comienza cuando hace muchos años, una familia se trasladó a la sierra de Madrid. La familia estaba formada por el padre, la madre y una hija de 12 años que era paralitica. A la niña la tenían que llevar a todos los lados porque por esa zona era muy difícil mover la silla.
El padre, harto ya de tener que cargar con la niña, la estrangulo una noche mientras dormía. Unos años más adelante, unos alpinistas fueron también a esa zona. La gente de la zona les contó que en la zona donde estaban un padre había matado a su hija. Uno de los chavales no se creía la historia incluso se reía de aquellos que hablaban de ella.
Al día siguiente la tragedia se repitió en la zona. El chico que no se creía la historia apareció muerto en extrañas circunstancias. La lado de su cuerpo había unas marcas de silla de ruedas. La pregunta ahora es: ¿TÚ TE CREES LA HISTORIA?.
El fantasma de Verónica
Nunca debes ponerte frente al espejo y repetir nueve veces seguidas el nombre de Verónica. Sé que quizás hayas oído esta historia...Quizás pienses que es mentira y no me creas...está bien, está bien. No te la creas, pero no te burles de ella.
Verónica era una chica de 14 años que haciendo espiritismo en una casa abandonada no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la invocación y una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza. Pero la venganza de los espíritus no acabó aquí: Verónica aun no descansa en paz. Su espíritu está condenado eternamente y ahora es ella la que quiere vengarse de todo aquel que no sabe respetar el mas allá.María era una chica que conoció la leyenda en su universidad. Ella era mayorcita para creer en esas estupideces, pensaba ella y se reía. Un día fue al baño y junto a una compañera llamó a Verónica. No pasó nada y el grupo, entre risas, lo olvidó enseguida.Pero María no pudo olvidarlo. Al hacerlo sintió un escalofrío indescriptible...y su pesadilla comenzó esa misma noche. Cuando dormía escuchaba como alguien respiraba cerca de ella y oía ruidos muy raros. Un día, muy asustada, se levantó y encendió la luz. Nada había a su lado. Pero no pudo dormir en toda la noche.
Ese día fue al colegio y en mitad de una clase tuvo que ir al baño. Al entrar volvió a sentir el mismo frío y los escalofríos que sintió en el baño de su casa. Al mirar al espejo vio que una chica detrás de ella con sangre en la cabeza, al mirar atrás la chica no estaba, pero en el espejo apareció escrita la frase: "No debiste invitarme a volver".María no pudo soportarlo. Encerrada en un manicomio, sólo decía que el fantasma de Verónica la seguía atormentando. No pudo soportarlo y acabó suicidándose.
PODÉIS MANDARNOS VUESTRAS HISTORIAS Y LAS PUBLICAREMOS A LO LARGO DE LA NOCHE ;)
MANDARNOS VUESTRAS HISTORIAS A SITUNOLOSABESYOTELODIGO@GMAIL.COM
No hay comentarios:
Publicar un comentario